La Base Doctrinal de la Obra Misional
Para aquellos de ustedes que no suscribirse a la revista Liahona, o no han tenido la oportunidad de leer el artículo este mes que se llamaba ¿Por qué realizamos la obra misional? por el Elder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles. El artículo es grande, aquí hay algunos extractos:
La base doctrinal de la obra misional se encuentra en la siguiente declaración del Salvador a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” ( Juan 3:5).
El “reino de Dios” al que se hace referencia aquí es el reino celestial.
No predicamos ni enseñamos con el fin de “traer personas a la Iglesia” ni lo hacemos para aumentar el número de miembros de la Iglesia. No predicamos ni enseñamos solamente para persuadir a las personas a vivir una vida mejor. Honramos y apreciamos a los numerosos ministros y a otras personas que participan en un ministerio que convierte a las malas personas en buenas, y a las buenas en mejores. Esto es importante, pero nosotros ofrecemos algo más. Sin la ayuda de esta Iglesia, uno puede hacerse merecedor de heredar el reino terrestre en vez del reino telestial. Nuestra mira es un destino más elevado.
El propósito de nuestra obra misional consiste en ayudar a los hijos de Dios a cumplir con una condición prescrita por nuestro Salvador y Redentor. Predicamos y enseñamos con el fin de bautizar a los hijos de Dios, para que puedan ser salvos en el reino celestial en vez de quedar limitados a un reino inferior. Realizamos la obra misional para bautizar y confirmar. Ésta es la base doctrinal de la obra misional.
El Evangelio restaurado nos proporciona un conocimiento adicional acerca de Jesucristo y Su doctrina. Sin embargo, lo que distingue nuestro mensaje no es solamente este conocimiento adicional. El requisito del bautismo nos recuerda que las verdades que enseñamos no son académicas. El Evangelio restaurado consta de doctrinas y ordenanzas. Proclamamos que el bautismo es necesario para ser redimidos de los pecados según las condiciones prescritas por el Redentor, y que sólo los poseedores del sacerdocio de esta Iglesia poseen la autoridad divina que transforma el acto de la inmersión en el agua en una ordenanza del Evangelio sempiterno. Nuestra predicación y enseñanza va dirigida al bautismo.
Élder Oaks terminó diciendo:
La base doctrinal de la obra misional es la palabra de Dios, revelada en todas las épocas, que establece que el hombre no puede obtener la salvación en el reino celestial sin el sacrificio expiatorio de Jesucristo, y que la única manera de apelar a los méritos de esa Expiación es seguir el mandamiento de su autor: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros” (Hechos 2:38). Se nos llama a cooperar en este gran esfuerzo.
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