Preparación Misional de la Conferencia General de Octobre de 2012
Bienvenidos a la conferencia por Presidente Thomas S. Monson
«Me complace anunciar que, entrando en vigor de inmediato, todos los jóvenes dignos y capaces que se hayan graduado de la escuela secundaria o su equivalente, independientemente de dónde vivan, tendrán la opción de ser recomendados para la obra misional a los 18 años en lugar de a los 19…Hoy me complace anunciar que las jóvenes dignas y capaces que tengan el deseo de servir, pueden ser recomendadas para el servicio misional a partir de los 19 años en lugar de los 21.»
Haga clic aquí para leer el anuncio completo del presidente Monson acerca del nuevo requisito mínimo de edad para los misioneros.
¿Podéis sentir esto ahora? por Elder Quentin L. Cook
«Presidente Monson, ¡lo amamos, honramos y sostenemos! Este anuncio históricamente importante con respecto al servicio misional es inspirador. Recuerdo el entusiasmo que sentimos en 1960 cuando la edad para que los hombres jóvenes sirvieran se redujo de los 20 años a los 19. Llegué a las Misión Británica como misionero nuevo con 20 años; el primer joven de 19 años en nuestra misión fue el élder Jeffrey R. Holland, una adición increíble; le faltaban pocos meses para cumplir los 20 años. Después, a lo largo del año, llegaron muchos más jóvenes de 19 años. Tengo la seguridad de que se logrará una cosecha aún mayor ahora a medida que misioneros rectos y dedicados cumplan con el mandamiento del Salvador de predicar Su evangelio.»
«…Conforme nuestros jóvenes sigan el consejo del presidente Monson al prepararse para servir en misiones, y conforme todos vivamos los principios que el Salvador enseñó y nos preparemos para comparecer ante Dios, ganaremos una carrera mucho más importante. Tendremos al Espíritu Santo como nuestro guía para dirigirnos espiritualmente. Para todas las personas cuyas vidas no estén en orden, recuerden: nunca es demasiado tarde para hacer de la expiación del Salvador el fundamento de nuestra fe y de nuestra vida.»
¡Pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos! por Elder Russell M. Nelson
«Algunos de ustedes son miembros pero no participan activamente; aman al Señor y con frecuencia piensan en volver a Su redil, pero no saben cómo empezar. ¡Les sugiero que pregunten a los misioneros!; ¡ellos pueden ayudarlos! También pueden ayudarlos enseñándoles a sus seres queridos. Nosotros y los misioneros los amamos y queremos traer el gozo y la luz del Evangelio de nuevo a sus vidas.»
«…Algunos tal vez sientan que la vida es ajetreada y frenética, pero en lo profundo sienten un vacío punzante, se sienten sin rumbo ni propósito. ¡Pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos! Pueden ayudarlos a aprender más del propósito de la vida, de por qué están aquí y adónde irán después de la muerte. Aprenderán cómo el evangelio restaurado de Jesucristo puede bendecir sus vidas más allá de lo que se puedan imaginar.
Si tienen preocupaciones sobre su familia, ¡pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos! El fortalecer a los matrimonios y a las familias es de suma importancia para los Santos de los Últimos Días. Las familias pueden estar unidas por la eternidad. Pídanles a los misioneros que les enseñen cómo puede ser posible para su familia.»
«…Hacemos hincapié en la importancia de comprender las Escrituras sagradas. Un estudio independiente recientemente encontró que los Santos de los Últimos Días eran los que más conocimiento tenían en cuanto al cristianismo y a la Biblia. Si quieren comprender la Biblia y el Libro de Mormón mejor y obtener una comprensión mayor de la hermandad entre los seres humanos y de la paternidad de Dios, ¡pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos!»
«…Si quieren saber más acerca de la vida después de la muerte, acerca de los cielos o del plan de Dios para ustedes; si quieren saber más del Señor Jesucristo, Su expiación y la restauración de Su Iglesia como se estableció originalmente, ¡pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos!»
Hermanos, tenemos trabajo que hacer por Elder D. Todd Christofferson
«Piensen en la obra misional. Jóvenes, no tienen tiempo que perder, no pueden esperar hasta que tengan 17 o 18 años para pensar seriamente en prepararse. Los quórumes del Sacerdocio Aarónico pueden ayudar a sus miembros a entender el juramento y convenio del sacerdocio y a prepararse para su ordenación a élderes; pueden ayudarlos a entender las ordenanzas del templo y a prepararse para recibirlas; y pueden ayudarlos a prepararse para cumplir una misión exitosa. Los quórumes del Sacerdocio de Melquisedec y la Sociedad de Socorro pueden ayudar a los padres a preparar misioneros que conozcan el Libro de Mormón y que vayan al campo totalmente comprometidos. Y en todo barrio y rama, esos mismos quórumes pueden ser los que guíen eficazmente el trabajo en equipo con los misioneros de tiempo completo que presten servicio en sus unidades.»
Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser por Presidente Thomas S. Monson
«Allá por el año 1961 hubo una conferencia mundial para presidentes de misión, y cada presidente de misión de la Iglesia vino a Salt Lake City para las reuniones. Yo vine a Salt Lake City desde mi misión, en Toronto, Canadá.
En una reunión en particular, N. Eldon Tanner, que en ese entonces era ayudante del Quórum de los Doce, acababa de regresar de su primera experiencia de presidir las misiones de Gran Bretaña y Europa Occidental. Contó de un misionero que había sido el misionero más exitoso de todos los que había entrevistado. Dijo que, mientras entrevistaba a aquel misionero, le había dicho: “Supongo que todas las personas que usted bautizó llegaron a la Iglesia mediante referencias”.
El joven contestó: “No, a todas las encontramos tocando puertas”.
El hermano Tanner le preguntó cuál era la diferencia de su método, por qué él había tenido un éxito tan fenomenal y otros no. El joven dijo que él intentaba bautizar a cada persona que conocía. Dijo que, si golpeaba a una puerta y veía a un hombre fumando un cigarro, vestido con ropa vieja y aparentemente indiferente a todo —en especial, a la religión—, él se imaginaba cómo se vería el hombre en circunstancias diferentes. En su mente, lo veía sin barba y de camisa blanca y pantalones blancos. Y el misionero se veía a sí mismo ayudando al hombre a entrar en las aguas del bautismo. Él dijo: “Cuando veo a alguien de ese modo, tengo la capacidad de expresarle mi testimonio en una forma que le llegue al corazón”.
«…La obra misional es una característica distintiva de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Como dijo el profeta José Smith: “Después de todo lo que se ha dicho, el mayor y más importante deber es predicar el Evangelio”.
Dentro de dos cortos años, todos los misioneros de tiempo completo que actualmente sirven en este ejército real de Dios habrán terminado su labor de tiempo completo y habrán regresado a sus hogares y seres queridos. Su remplazo se encuentra esta noche entre los poseedores del Sacerdocio Aarónico de la Iglesia. Jóvenes, ¿están listos para responder? ¿Están dispuestos a trabajar? ¿Están preparados para servir?»
El primer y grande mandamiento por Elder Jeffrey R. Holland
«A los jóvenes de la Iglesia que pronto estarán listos para misiones, templos y el matrimonio, les decimos: “Amen a Dios y permanezcan limpios de la sangre y de los pecados de esta generación. Ustedes tienen una obra monumental que llevar a cabo que se recalcó en ese maravilloso anuncia hecho por el presidente Thomas S. Monson ayer por la mañana. Nuestro Padre Celestial espera el amor y la lealtad de ustedes en toda etapa de su vida”.
Consideren las bendiciones por Presidente Thomas S. Monson
«Ese joven bondadoso nos llevó de vuelta a nuestra casa en Midway. Traté de pagarle por sus servicios, pero generosamente se negó. Indicó que era un Boy Scout y que quería hacer una buena obra. Le dije quién era yo y él expresó agradecimiento por el privilegio de ayudar. Suponiendo que tenía la edad para ir a la misión, le pregunté si tenía planes de hacerlo, pero dijo que no estaba seguro de lo que quería hacer.
La mañana del lunes siguiente, le escribí una carta al joven agradeciéndole su bondad. En la carta lo animé a servir en una misión de tiempo completo. Le mandé un ejemplar de uno de mis libros, en el que puse de relieve los capítulos sobre el servicio misional.
Más o menos una semana después, la mamá del joven llamó por teléfono y me dijo que su hijo era un joven sobresaliente pero que por ciertas influencias en su vida, el deseo que siempre había tenido de servir en una misión había disminuido. Indicó que ella y el papá habían ayunado y orado pidiendo que hubiera un cambio en su corazón. Habían puesto su nombre en la lista de oración del Templo de Provo, Utah. Esperaban que de alguna forma su corazón fuera influenciado para bien y que volviera a sentir el deseo de servir en una misión y de servir fielmente al Señor. La mamá quería informarme que consideraba que los acontecimientos de aquella noche fría eran la respuesta a sus oraciones por él. Yo le dije: “estoy de acuerdo con usted”.
Después de varios meses y de tener más comunicaciones con el joven, mi esposa y yo sentimos gran gozo cuando asistimos a su despedida antes de que saliera a la Misión Canadá Vancouver.»
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